
Durante las dos últimas décadas, Estados Unidos ha venido reversando su otrora liderazgo como la cuna de los mercados-competitivos, con consecuencias negativas en bienestar, productividad y eficiencia. El debate reciente se ha focalizado en las grandes empresas tecnológicas, donde parece existir consenso en que los reguladores están en desventaja, tras toda una serie de adquisiciones que claramente minan la competencia (como los casos de Whatsapp e Instagram adquiridas por Facebook). Frente a ese daño cuasi-monopólico de la información se están buscando dos tipos de soluciones: i) endurecer los criterios de portabilidad de la información; y ii) mandatos crecientes de compartir información transversal, incluyendo los alcances de su navegabilidad.