La información estadística nos indica que los efectos de la crisis económica actual sobre el sector manufacturero podrían transmitirse por canales similares a aquellos que estuvieron presentes en la crisis de 1999. En efecto, en ambas crisis la caída en la producción manufacturera se ocasionó por: (i) el deterioro en el consumo, por el cierre de ciertos sectores y la caída de los ingresos de los hogares; y (ii) la ruptura en los encadenamientos productivos, pues la menor demanda de otros sectores disminuyó la demanda industrial. Por esa razón, es fundamental que la actividad económica y, en particular, la industria manufacturera se reactiven en todas las regiones del país. Es muy importante que exista coordinación entre las autoridades locales y el Gobierno Nacional para que rápidamente todas las industrias que están en capacidad de entrar en operación lo hagan. Seguir dilatando este proceso podría tener impactos agregados similares a los de 1999. El ejercicio estadístico que adelantamos para este documento muestra que todavía estamos a tiempo de evitar los efectos devastadores de la crisis sobre el sector manufacturero que se observaron en 1999, aunque ya, a hoy, el daño es considerable.
Nuestro análisis, con información de la EAM, muestra que en la crisis de hace 20 años la caída en el número de empresas manufactureras fue importante (18% entre 1997 y 2003) y que la recuperación fue muy limitada, pues al país le tomó 12 años tener un número total de empresas en la EAM superior al que tenía antes de la crisis (en 1997). Adicionalmente, los efectos de la crisis de 1999 sobre la industria manufacturera fueron regresivos en términos de distribución del ingreso. En efecto, los obreros estuvieron más perjudicados en términos de contratación y caída en el salario frente a los empleados gerenciales o administrativos.
Finalmente, nuestro ejercicio de estimación de cierres empresariales muestra que, inicialmente, la economía podría ser menos vulnerable a la crisis actual comparada con la de finales de los noventa (23% de las empresas de 2016-2018 tenían una probabilidad de cierre mayor al 10% vs. 75% en 1998-1999). Sin embargo, los efectos prolongados sobre la demanda podrían elevar el 23%, por lo cual es fundamental continuar con la reapertura económica en todas las ciudades del país, en las que, por supuesto, se cumplan todos los protocolos de bioseguridad.